Limpiando mi cuarto me encontré con una libreta en la que apunté mis objetivos para este año. Como seguro le pasa a mucha gente, la mayoría de ellos no se han cumplido y difícilmente se cumplirán en los meses que quedan. Creo que tranquilamente podría armar una lista de proyectos incompletos, aunque si algo he aprendido es que los proyectos no hay que darlos por muertos, siempre que existan como posibilidad pueden volver y materializarse en otro momento de la vida, aunque seguramente nuestra mirada sobre ellos será otra para entonces. Cada cuanto mi familia y mis amigos me preguntan por mi tesis de maestría. Son de esas preguntas incómodas, esas que preferís que no te hagan. Sin duda ese es el “gran proyecto” que no concreté durante 2017. Debo aclarar que no ha sido por falta de voluntad, muchas veces preparo los apuntes, abro la hoja de Word y hasta comienzo con las lecturas, pero de pronto sucede algo que se interpone, recuerdo que debo ir al supermercado, Netflix (el p...
Escritor. El Salvador y Argentina