¿Qué hacer si tu selección no juega el mundial? ¿Apagar la tele y vivir un mes en la amargura? ¿Apoyar otro equipo? ¿Es eso traición? Esta crónica tiene un único objetivo: defender, desde una experiencia personal, que gritar un gol es un derecho que no se le puede negar a nadie. Hay un sueño común que atraviesa a todos los niños latinoamericanos que corren los fines de semana en las canchas de un potrero: el sueño de que un día los goles serán en un estadio, con la camiseta de su selección y en una copa del mundo. La historia de los mundiales está llena de historias de jugadores que, como esos niños, se pusieron por primera vez las botas en un potrero y lo lograron. El camino, no obstante, va dejando a muchos. Pero ningún niño pierde su condición de hincha, y sigue alentando a su selección, esta vez, desde otra trinchera. El sueño ya no es jugar el mundial, pero sí ver a su selección ganarlo, o clasificando, como una aspiración más modesta. El sueño del hincha no se acaba entonces c...
Escritor. El Salvador y Argentina